Reference : V-P-PE-E-01086
Date : 08/2019
Country/Region : PERU
Caption : La Mar, Oronccoy. Return of the remains of missing persons.
Photographer : PAJUELO, Renato
Confidentiality level : public
Publication restrictions : publication without restrictions
Copyright : Agencia Andina/ICRC
Description : After more than 30 years, this village has been rehabilitated and has allowed 64 missing persons to be buried with dignity. About 40 of them were buried without identification. This operation was organized in collaboration with the local authorities and the ICRC.

ICRC sitio web, artículo, 30.08.2019
Los desaparecidos de Perú que descansan en las alturas

Familias de 64 personas desaparecidas durante el periodo de violencia (1980-2000) dieron un entierro digno a sus seres queridos en el distrito de Oronccoy.

Esperaban con ansias el momento de estar con sus familiares nuevamente, prenderles una vela, despedirse y saber que descansarían en paz. La última vez que los vieron fue en 1985, durante el período de violencia en el Perú. Los ciudadanos del distrito de Oronccoy, en la provincia de La Mar, departamento de Ayacucho, han sido una de las poblaciones más afectadas de aquellos años, cuando 64 personas desaparecieron y muchos huyeron del lugar intempestivamente. Nunca dejaron de buscar, de extrañar, de sufrir. Desde ese entonces, algunos volvieron a este poblado ubicado a 3.400 m.s.n.m. para vivir, luego de haber tenido que reiniciar sus vidas, pasar muchos años fuera y adaptarse a nuevas costumbres. Hoy, la localidad de Oronccoy ya ha recibido la denominación de distrito y también afectaciones de las que ha sabido salir adelante. Su alcalde actual, Félix Oscco, sucede a Yuri García, quien fue asesinado en febrero de este año. Desde su posición, la de alguien que también perdió a sus familiares en la década de los 80, define al pueblo como una "paloma que ha perdido sus alas" y que, con el apoyo de las instituciones correspondientes y el esfuerzo de la comunidad, poco a poco se va abriendo un camino.

Llegar a Oronccoy fue una empresa de largo aliento. Desde la sub-delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Ayacucho, partimos hacia la provincia de Andahuaylas, en un viaje de cuatro horas en camioneta. Desde ahí, bajamos en el mismo transporte por tres horas hacia el puente Cutinachaca, que se erige sobre el río Pampas, al pie de la montaña. Es en ese punto que iniciamos una caminata junto con las familias, que anhelaban enterrar a sus seres queridos desde hace décadas. El trayecto dura ocho horas en promedio para llegar al distrito, en la cima.

Entre la tristeza que supone el entierro, Oronccoy se encargó de recibir a las familias retornantes y a los visitantes de las instituciones presentes con un agradable clima de amistad y brazos abiertos. No faltó la música, la comida y la puesta en escena de una obra de teatro realizada por el director Héctor Gálvez, en la que se retrata un episodio similar al que muchas personas afectadas durante el periodo de violencia han tenido que vivir por estos años en las comunidades de Ayacucho. Los familiares de desaparecidos en Perú, sufren afectaciones psicológicas e incluso físicas, como somatizaciones, por el largo proceso de búsqueda que llevan a lo largo de su vida. Recordar el momento de la desaparición, no tener una respuesta concreta, la falta de información con la vasta gama de entidades a las que acuden para distintas gestiones, son algunas de las cosas por las que día a día pasan en el tiempo que ha transcurrido desde que, oficialmente, culminó el periodo de violencia.

Durante esas dos décadas, más de 20.511 personas desaparecieron, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y Sitios de Entierro (Renade).

Trabajo forense
Todo estaba listo para la ceremonia de entrega de los cuerpos. En la localidad, se tomaron muestras de ADN para realizar la homologación sanguínea que permita investigar e identificar a los seres queridos de quienes aún no han recibido un nombre en sus osarios.
El Equipo Forense Especializado (EFE) de Ayacucho cuenta desde mayo con un laboratorio biomolecular en la ciudad de Huamanga. En pleno funcionamiento, esta herramienta contribuye a brindar respuestas con mayor celeridad a los familiares. De los 64 cuerpos que serían enterrados en esta diligencia, 17 fueron identificados. Sin embargo, durante la exhibición de prendas que realizó el EFE, familiares de otras tres personas lograron identificar a sus seres queridos. Los otros 44, fueron inhumados con códigos en los nichos, a fin de que se pueda continuar en su trabajo de identificación. Desde el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) apoyamos en la construcción de 80 nichos para el entierro digno de los familiares de personas desaparecidas.
Original material : digital
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